Desde el principio Dios creó las condiciones necesarias para la vida en este planeta. Génesis 1:6 nos relata lo siguiente: “Y dijo Dios: Haya expansión en medio de las aguas, y separe las aguas de las aguas”; antes de que hubiese plantas y árboles, animales y seres humanos, el Creador mandó que existiera el aire.

 

La atmósfera de nuestro planeta está constituida por muchos gases combinados en diferente proporción; alrededor de una quinta parte del aire es oxígeno, el elemento indispensable para el desarrollo de la vida. El oxígeno tiene un ciclo inteligente, en el cual se integran el proceso de fotosíntesis y la respiración celular, que es el instrumento de Dios para que se preserve en equilibrio para todas sus criaturas.

 

Tan importante y necesaria es la respiración para los seres humanos, que podemos sobrevivir cerca de un mes sin alimento, como tres días sin agua, pero sólo algunos minutos sin el precioso oxígeno. Gran parte de la fortaleza del cuerpo depende de la cantidad de aire puro que respiremos.

 

Los pulmones son los encargados del intercambio gaseoso con el ambiente; por esta razón, deben ser mantenidos en las mejores condiciones para su buen funcionamiento. No es conveniente el uso de ropa muy ajustada en el pecho y abdomen, pues no permite que llenemos completamente nuestros pulmones y limita la circulación en esta zona.

 

Ademas, es importante la postura de nuestro cuerpo; el Señor nos creó erguidos y al Él le gusta lo hermoso; la espalda encorvada, aparte de darnos una mala apariencia, presiona los pulmones contra las costillas imposibilitando la buena respiración.

 

Aunque todos respiramos, no todos lo hacemos correctamente. La respiración supercial no aporta suciente oxígeno para puricar la sangre que llega a todo nuestro organismo. Debemos habituarnos a respiraciones profundas y con el aire más puro al que tengamos acceso. Si desempeñamos nuestras labores en lugares cerrados con poca ventilación es necesario que, a intervalos regulares, salgamos a respirar al aire libre, un poco de tiempo es suciente; al volver a nuestras tareas, notaremos una frescura de pensamiento y energías que son de mucho benecio.

 

Un buen consejo es que nuestro dormitorio esté bien ventilado durante la noche, es preferible usar una cobija extra que dormir en un cuarto encerrado completamente; proporcionará un mejor descanso y un sueño profundo y dulce.

 

También el ejercicio al aire libre es una excelente opción para una buena salud.

 

Por último, procure alejarse de los fumadores mientras practican este dañino hábito y, si usted es uno de ellos, lo invitamos a que realice planes para dejar el cigarrillo con la ayuda de Cristo.